Síntomas:
Sin pausas, sin descansos, sin interacción con el público; una charla incesante. A menudo se ve agravado por la conjuntivitis, los ataques de fiebre aftosa y el síndrome del ratón zumbón. En los casos moderados, el cambio de orador se produce a los cinco o seis minutos; en los casos más graves, el cambio de orador puede superar los ocho o diez minutos o no producirse en absoluto.
Ejemplos:
"Empezaré mostrando la navegación, luego pasaré por todos los flujos de trabajo, después les mostraré cómo configurar el sistema y, por último, pasaré por las opciones de configuración y, si nos queda algo de tiempo, podremos ver cómo crear algunos informes..."
"Bien, ahora veamos cómo..."
Cura:
Divida la demostración en segmentos consumibles. Presente cada segmento, ejecútelo y cierre cada trozo con un resumen nítido, luego haga una pausa. Interactúe de forma causal con el público utilizando frases como "¿Qué les parece hasta ahora?" y "¿Preguntas, comentarios, observaciones?" al menos una vez por segmento, al final, y repítalas con la frecuencia que sea necesaria.
Una cura más antigua, aún aplicable en casos extremos, consiste en colocar al paciente en un baño de hielo hasta que desaparezca el habla.
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